Se enfrentaban los de Carlos Solar a un hueso duro de roer, el Amenábar Zarautz, un conjunto con experiencia en la División de Honor B y que quería resarcirse de la derrota en su feudo en el partido de ida.
Los guipuzcoanos salieron dispuestos a llevarse el partido, basándose en una defensa contundente que ponía muy difícil los lanzamientos locales y un ataque liderado por el lateral Urbieta y el central Aguirrezabalaga que se beneficiaba de la falta de consistencia de una defensa local, que no atraviesa su mejor momento, acuciado también a una acumulación rápida de exclusiones que coartaban sus acciones y donde el portero Emilio tenía que multiplicarse. Pese a ello, el marcador se dirimía en mínimas rentas para cada uno de los dos equipos llegando al descanso los del Besaya con un 14-13 favorable.
En la reanudación la tónica del encuentro se mantenía en el marcador, con igualdad por ambas partes donde los zarautarras se beneficiaban de una defensa torrelaveguense que permitía segundos ataques al no cerrar su rebote pero que en ataque se mantenía en la lucha por el partido gracias a las acciones de sus extremos. Un parcial de tres goles en los últimos minutos parecía que servía para asegurar el triunfo anfitrión pero los guipuzcoanos no cedieron hasta el final cayendo por un exiguo 27-26.